EPÍSTOLA PARA LA MADRE AUSENTE

Por: Eduardo Ayala Vera
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Madre, te escribo desde mi escritorio, un poco capturado
por la rutina,
pero siempre sumergido en tu recuerdo.
Ya todos se han ido, es la hora del refligerio,
mis dedos saltan presurosos en esta máquina que no me
consuela
componiendo cada poema que será la expresión de este
sentir,
agotando estas lágrimas para el resto de mi vivir.
Cada acto que realizo o situación que paso, me trae
siempre a mi mente tu imagen.
Es como si existieras en mí en paralelo y tu amor lo
sintiera a cada instante de mi vida.
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Madre, como quisiera haber aprendido más de ti, para
estar hoy más tranquilo,
con la esperanza de saber que estás muy cerca de mí.
Pasan los papeles por mis manos, la trajeta de control, el
Juzgado, los amigos, esta ciudad vecina y tú simpre ahí,
mirándome... velando mi trabajo.
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Cada proceso que sigo desde mi conocimiento, es muy
lejano a una realidad que me oprime en el proceso de mi
vida, y tú lo sabes,
porque supiste todo de mí, eras mi principal lectora de
aquellos versos creados con mi sangre.
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Las horas transcurren y ya termina la jornada del día en
este festín burócrata y falaz,
termina la jornada, pero no mi pensamiento que sigue
repleto de ti,
las letras se procuran como en mi función, pero siempre
inmerso en tu ausencia.
Y seguiré escribiéndote, como cuando estaba en Lima,
forjándome mi futuro, que hoy gracias a ti es una
realidad.
Se despide de ti, quien te quiere y te recuerda siempre.
Tu hijo.
Lalo.
Post Data: Dale mis saludos a Jesús y al arcángel Gabriel,
compañero tuyo.
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Fuente:
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Páginas 29 y 30 del poemario ESCRITOS PARA CARMEN

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Eduardo Ayala Vera, abogado, miembro de AEPA y escritor casmeño, dedica dicho poemario a su Sra. Madre doña CARMEN VERA de AYALA, quien acudío al llamado de Dios en el 2007.

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