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SALUDO Y HOMENAJE A JACO, A SU CORAZÓN GENEROSO
Y A SU PLUMA LLENA DE CORAJE
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Por Danilo Sánchez Lihón
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“La patria que nos da el agua de sus ríos
y el fruto de sus campos tiene el derecho
a saber el empleo de nuestros brazos y la
consagración de nuestra inteligencia.”
Manuel González Prada
1. Directa al corazón humano
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¿Cómo definiría la literatura de Jaco y su contribución al panorama de nuestras letras, de nuestra sensibilidad y de aquella visión que tenemos el deber de delinear y marchar tras ella enrumbados al porvenir?
La preciso como una literatura comprometida, de filiación con los más caros ideales de nuestro pueblo y un arte de honda y vigorosa esperanza.
Como una literatura que busca verdades fundamentales, claves de existencia y ejes de vida, en los cuales creer y por los cuales luchar, que hemos de compartir con los demás y basados en ello acometer el desafío y la transformación de nuestra sociedad. Una literatura que va directa al corazón humano.
Y todo ello desenvuelto con las virtudes y los valores que una cultura como la nuestra y un pueblo que ha sufrido tánto como es el mundo andino, ya es hora que se plasme y erija como paradigma porque es justo y se lo merece.
2. La causa del hombre
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Es la suya una literatura expuesta a la naturaleza o dentro de la naturaleza. Es el cántico y el himno a la vida desde dentro de la vida. Y a lo mejor que ella alberga: los caros sentimientos.
Pasión, fuerza, eclosión son los signos de estos cuentos y estos cantos. Literatura henchida de coraje sería el lema que se borde es sus banderas y estandartes o se inscriba en sus pancartas.
Literatura para cambiar al hombre, apelando a lo mejor que la humanidad tiene en su sistema de huesos, tejidos y aliento: sus emociones e ideales, y basados en ello hacer la revolución de la conciencia, y de allí la revolución social. Y posteriormente la transformación histórica que nuestro pueblo requiere. Esa es la lógica, la consigna y la moral de este cántico a la vida.
Literaturas como la de Jaco son aquellas con las cuales subiremos a las montañas y a las nieves eternas a fin de extraer la reserva moral que ellas contienen y nos ofrendan. Literatura para retarle al sol y a las estrellas, al viento y los luceros, a la lluvia y a los relámpagos para que asuman la causa del hombre y la realización de su destino sobre la faz de la tierra.
3. Florece la vida
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La literatura de Jaco es el arte que necesitamos para forjar una cultura coherente con el destino humano, entretejido de experiencia, valores, coraje, así como de legítima y sublime esperanza.
Es una literatura coherente con nuestro pueblo, hondo, profundo, y abnegado, manifestación que él plasma pródiga en ternura, que defiende lo noble y corroe lo abyecto.
Literatura de protesta y de propuesta, para el niño eterno que somos todos los hombres, un brindis dulce y arisco, para ponerse bien, entonar el alma y entrar en batalla.
Jaco la proclama y recita con los ojos preñados de lágrimas, con el gesto arrobado y adusto, logrando inflexiones con la voz y con el cuerpo, la descarga sobre el mundo como lluvia buena.
Con voces que a ratos parecen truenos de tempestades serranas, pero luego la tormenta se disipa, despunta el sol, se esboza el arco iris en el cielo apacible y la vida florece su endecha más dulce.
4. Pertenencia y filiación a la tierra
Y es que Jaco es un hombre que ha corrido mundo y eso lo ha hecho más íntegro, generoso y bueno.
No es la suya literatura de artificio, abstracción evasiones, sino de invasión raigal y poderosa, telúrica y contundente, como son nuestras montañas, lagunas y puquiales, en donde la ternura se escancia y destila fina y cristalina y luego se derrama a raudales y torrentes.
Hecha de un lenguaje pleno de humanidad y sabiduría. De un hablar telúrico, de voces ocultas y profundas, de sutilezas del alma, de música que evoca y subyuga.
Pero, principalmente, poniendo su sangre en la escritura. Abriendo sus venas y dejando que corra la pluma. Por eso es que clama, apela, convoca a los elementos terrestres y etéreos., porque las letras las escribe con su sangre.
Su literatura está signada por su pertenencia y filiación a la tierra de nuestro país transido, que es abismo y cumbre nevada, siempre de una dimensión fascinante, única y suprema.
5. Ser verdad siempre
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Realidad grandiosa la nuestra ante la cual lo que debe estar impedido a los peruanos es actuar con pequeñez y mezquindad. Y esto por nuestro ancestro cultural, por el legado incaico, por nuestra geografía cósmica, por nuestra vastedad incluso dentro de lo minúsculo.
Hay que alentar lo grandioso, como Jaco lo hace. Y esto cumplámoslo en el arte por coherencia con el dolor de nuestra gente, por sus dramas seculares, por su belleza secreta, que nos dicta como imperativo moral desterrar el desamor, como la malicia y sordidez.
Ante todos estos retos lo que también nos está vetado es desfallecer, acobardarnos o claudicar.
Por eso, como lo hace Jaco, la literatura tiene que ser verdad siempre, más verdad que la historia, las sociologías, o que las ciencias mismas.
6. Clarín que anunciala alborada
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Derivado de ello, de aquel paradigma de autenticidad, como lo hace Jaco, es que ello a su vez tiene que afirmar lo nativo y ancestral, hecho que es importante y fundamental para equilibrar el avasallamiento que nos viene desde el exterior a través del fenómeno de la globalización.
No es ésta lectura de distracción, de esteticismo insulso, sino literatura para tocar y cambiar la vida, en el sentido del bien. Y eso la hace entonces un arte revolucionario.
Y es que solo una tierra honda y sufrida, como es el Perú, donde se integran culturas, donde se despierta la añoranza y al mismo tiempo la visión del porvenir, puede dar a luz a un artista como es Jaco.
Quien asume su tierra, su gente, su destino con entereza. Y lo representa y arroga, con sensibilidad, grandeza y valentía.
Aún mucho más en este libro, que es campana que repica, tonada que convoca, clarín que anuncia la alborada. Y que es fiesta inacabable.
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recibiendo el galardón:
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"Trilce de Oro" en Santiago de Chuco
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