martes, 3 de agosto de 2010

13 al 15 de agosto. XIX Encuentro de Poetas y Escritores, en Casma, Ancash. Plan Lector: "Literatura e Identidad". Por Danilo Sánchez Lihón

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INSTITUTO DEL LIBRO Y LA LECTURA, INLEC DEL PERÚ,

Y CAPULÍ, VALLEJO Y SU TIERRA

ADHESIÓN:

XIX ENCUENTRO DE POETAS Y ESCRITORES

13, 14 y 15 DE AGOSTO EN CASMA, DPTO DE ANCASH



Dar clic:

"XIX ENCUENTRO DE ESCRITORES Y POETAS DE ANCASH" Y "II ENCUENTRO DE INTEGRACIÓN CULTURAL ANCASH, HUÁNUCO Y UCAYALI" - CASMA: 13, 14 Y 15 AGO 2010


PLAN LECTOR, PLIEGOS DE LECTURA


LITERATURA E IDENTIDAD


Por Danilo Sánchez Lihón


“Ya va ha venir el día
ponte el alma”
César Vallejo


1. El problema del ser

En primer lugar, ¿qué es identidad?

Identidad es lo que somos, pero en un sentido profundo y esencial, lo cual nos plantea, para el caso de la literatura, el problema del ser, de la búsqueda de nuestra alma, sentido y voz intrínsecos.

Esto es: el conocernos y actuar de acuerdo a nosotros mismos. No de la apariencia ni acomodando nuestro rostro a que el espejo aparente lo que nuestro capricho ansiaría que fuéramos.

No se trata de la buena o mala presencia ante las cámaras que trasmiten hacia las pantallas cualesquiera sea el perfil o formas que adoptáramos.

No se trata de la apariencia para la complacencia o, lo que es peor, para sentir vergüenza, para negarnos o menospreciarnos.

Porque es a partir de esa percepción externa, superficial o fenomenológica que hemos errado mucho.


2. América convulsa y transida

A partir de esta imagen externa hemos derivado en una serie de prejuicios, antagonismos, complejos, frustraciones y hasta traumas.

Todo lo anterior ha dado como resultado el hecho de que no nos reconozcamos ni aceptemos lo que somos en lo más íntimo de nuestro sentir y pensar.

Y en definitiva en nuestro ser tal y como somos.

Por eso, este tema es vital para ser y reconocernos auténtica y legítimamente en el mundo. Y aún más en el campo de la literatura, tema que es eje y esencia en el quehacer de las artes.

Sin reflexionar y asumir el cual no se puede hacer una cultura de a verdad en nuestra América convulsa y transida.

Aquí, ahora y siempre el asunto central e insuficientemente discutido es el tema de la literatura vinculada a la identidad.


3. Deuda con lo que somos

Porque, hay un mestizaje que implica asociación y síntesis de aportes diversos, con lo cual aún no nos hemos puesto de acuerdo, no hemos saldado cuentas, las mismas que todavía están pendientes de aceptar.

Nuestra actitud en el tiempo que tenemos de república independiente ha sido mirar hacia afuera, actitud en la que hemos incurrido todo este tiempo.

Y no nos buscamos al interior de nosotros mismos, es decir en cuerpo, espíritu y tierra adentro.

Y esta es función de los escritores y de la literatura. Y del arte en general.

Muchos aspectos negativos de nuestra vida se derivan a partir de esa deuda con lo que somos.

Y de su confusa apariencia, lo que nos configura una imagen plana y superficial en el espejo. Y una manera de ser impersonal y ajena.


4. Nuestro destino

Miramos el rostro de los ajenos antes que el nuestro. Y con ellos nos compararnos mal, arriesgamos juicios de valor con parámetros también impropios.

Incluso en las palabras y el lenguaje que utilizamos que, al igual que nuestro rostro reflejado en el cristal, se divide en mil reflejos e iridiscencias.

Dejamos que se contengan y pugnen adentro preguntas, incertidumbres, pozos ciegos. E intrincados laberintos. Pero más: oscuros abismos, oquedades y trampas.

Y es a partir de la naturaleza y la forma de nuestra mirada y de nuestra particular pregunta que afectamos nuestra participación y hasta nuestra situación en el mundo. A partir de allí derivamos nuestra ubicación y vocación ciudadana, como también nuestro temperamento y hasta nuestro destino como individuos y como colectivo social. Y ni se diga en relación a la felicidad a la cual escamoteamos.


5. Han resistido heroicamente

Ser peruanos de a verdad, o auténticamente peruanos, es un gran desafío, porque somos una cultura original, supone entonces asumir esa originalidad. Pero somos además una cultura sojuzgada. Agredida y constantemente amenazada. En tal sentido estamos heridos.

Y, sin embargo, esas culturas han resistido heroicamente.

Un amigo brasileño me decía que él admiraba nuestra cultura, que le fascinaba y hasta extasiaba los rasgos étnicos del ser peruano. Y me contaba esta anécdota: asistió a un congreso en Europa en donde se encontró con un peruano que asumía su identidad. Y me expresaba con entusiasmo que todo el mundo tenía que ver con él, por el atractivo y la fascinación que causaba.

Pero asistía también a ese congreso otro peruano que pese a tener rasgos muy indígenas trataba de parecerse a un gringo, hasta en los afeites que se ponía que lo hacía poco menos que un fantoche y que a todos resultaba detestable.


6. Fragua y crisol diario

Pero lo peor que nos puede ocurrir de acuerdo al cuadro anterior es estar sumidos en la miseria, como lo estamos ahora, principalmente en el ámbito de las poblaciones indígenas, hacia las cuales se ha infligido todos los abusos.

Como se puede ver, la identidad en general, y muy especialmente la que corresponde al ámbito del arte y la literatura, no se la aprehende, ni emprende ni abarca por la vía cognitiva.

La identidad no es una supraestructura que se la pueda esquematizar ni tampoco percibir ni ordenar académicamente.

Ni mucho menos sus conclusiones haya que resolverlas como producto de debates científicos.

La identidad más bien es fragua y crisol diario, yunque vital, caminos y atajos de honda naturaleza emocional y afectiva.


6. Gesta de heroicidad

El problema de la identidad no es cuestión o asunto de carácter intelectual ni de abstracción que permita dilucidar esto o aquello como si fuera un capítulo o segmento de una disciplina.

La identidad no existe si no se la vive en un intercambio y en una tensión permanente. Su materia es el conjunto de problemas, de realidades, de hechos y vivencias indisolubles con el acontecer diario e histórico.

De todo aquello hay que saber encontrar su raíz, su profunda razón de ser para proyectarlas renovadas hacia el porvenir.

Ser peruanos auténticos supone por eso, además de reconocerse diferentes, asumir una conciencia histórica y social.

Ser conscientes de las relaciones con las culturas dominantes y valorar la gesta de heroicidad de la gran mayoría de indígenas y nativos.


7. Lo que se confunde y no constituye identidad

– La identidad no es andanza hacia el pasado.

Ella vale en la medida en que es más bien presente y futuro, en el sentido de que se aplique a guiar nuestros pasos y nuestra vida.

Y esto, dándole trascendencia y plenitud, capacidad para crear, para fecundar de acuerdo a la simiente que somos.

Porque a la vez que fruto somos semilla y eslabón de otras vidas.

Sin encontrar esa capacidad para ser semilla lúcida, nunca fecundaremos nada en el sentido de verdad trascendente.

Primero debemos ser, para de acuerdo a ello crear, de modo que todo ello tenga un sentido profundo y superior.

– La identidad no se contiene ni recoge o resume en un cuerpo de ideas. No es ella un ejercicio teórico de intelectuales o especialistas.

La identidad no se ofrece a la elucubración que termina desfigurando ese rostro de suyo ya tembloroso, asustadizo y conturbado. Ella es conducta y acción.


8. Identificarnos con nuestro pueblo

– Identidad no se reduce a lo popular. Tampoco se comprime o se supedita a esa noción. No habiendo una correspondencia directa e indisoluble con lo popular.

Eso sí, corresponde más bien con lo más acrisolado, valioso y genuino que el pueblo puede ser en una circunstancia o en un tiempo y espacio determinados.

La condición y naturaleza de lo popular puede en algunos casos estar cerca, lejos, al fondo o en la ubicación opuesta de lo que es la identidad.

Ella puede estar en lo manido y trillado como bien ser lo desconocido y extraño o lo inmerso bajo capas de abandono y olvido.

– Identidad es lo mismo que conciencia nacional.

Es mucho más, porque la conciencia es un aspecto de la racionalidad y la identidad puede ser incluso instintiva y emocional antes que lo propiamente racional.

En donde muchas veces no sabemos cómo logramos identificarnos con nuestro pueblo, su gente y su destino.


9. Es mucho más que eso

– Identidad no es sentimiento patriótico.

Ni mucho menos con vuelta sentimental a la arcadia, o al paraíso terrenal que imaginamos que se dio en algún tiempo mágico, distorsión que se presenta junto a la aprehensión por el futuro que se teme y hasta nos causa pavor. Tener identidad es más bien el más poderoso y entusiasta abrir las alas hacia la infinitud.

– Mucho menos la identidad se encuentra en los actos formales, por la vía de lo que podrá significar cantar el himno nacional, saludar a la bandera o tener presente y honrar oficialmente a los emblemas patrios o a las instituciones tutelares de la nación.

Es mucho más que eso, es algo que está al fondo de todo lo que acabamos de decir y que es la formalidad detrás de la cual debemos de encontrar un contenido más complejo y rico en posibilidades de proyección a futuro.


10. Lo que sí define y constituye la identidad

– Sí es identidad la reflexión y las respuestas y actitudes de compromiso con lo que somos, y qué es lo que queremos ser, es una orientación que apunta a darnos una ruta para sintonizar con lo que es la identidad.

– Sí es identidad alentar un proyecto histórico en coherencia con nuestro devenir, construir un mundo mejor en armonía con las fuerzas y directrices que devienen de nuestra raíz ancestral, es aproximarnos a lo que es la identidad. Trazar y forjar un mundo nuevo siendo fieles a nuestros orígenes, es otra pauta.

– La identidad cultural ha de estar asociada al desarrollo puesto que el mundo evoluciona, hay nuevos desafíos y problemas insospechados que se presentan y que tienen que tener una solución, debido todo ello también a que hay una mutua interacción entre los pueblos, que nos obliga al intercambio, a la competencia y a la confrontación que ojalá siempre sean edificantes.


11. Es ser solidarios

– Identidad es partir del ser al poder ser, en la esencia de lo que nos constituye y define.

– Identidad es la forja de un pensamiento genuino en el ámbito de la cultura, de la educación y la ciencia. ¡Es el qué somos y el rumbo de adónde vamos! Es diversidad y es unidad.

– Pero, principalmente, es ser solidarios con quienes son desfavorecidos por las circunstancias socioeconómicas.

– Identidad es comprometerse con los problemas pendientes de resolver aquí y ahora.

– Identidad es hacerse cargo del sufrimiento y el padecer de nuestro pueblo, que viene siendo consuetudinario, y que hay que ayudar a superar.

– Identidad es aliarse con los seres empobrecidos por la sociedad tal y como se la vive hoy.


12. La mirada y la mano firme

Lo principal que hay que corregir es que no es la identidad una visión anclada en el pasado. Su signo no es estar dando vueltas en aquello que aconteció ayer.

Ella se sumerge en el presente de manera vigorosa y se entrega a resolver los problemas del hoy, lucha alentando valores auténticos en la circunstancia que nos ha tocado vivir.

Y que no se da de manera fácil o al alcance de la mano, en una situación en que hay muchos fenómenos del exterior que distorsionan la sintonía con lo que verdaderamente somos.

Porque la esencia es un núcleo muy hondo, para captar la cual hay que tener la mirada y la mano firme señalando la dirección que debemos seguir y luego actuar animosos y consecuentes en los pasos que hemos de andar.


13. Contenidos que nos hacen imperecederos

Ya ubicados en este punto y en esta perspectiva hay una realidad que debemos tener presente y reconocer para el caso de un país como el Perú y que es clave la vigencia del mundo andino, que es donde fundamentalmente está nuestra fuerza y poder, la esencia y el núcleo de nuestra identidad.

Y la muestra es que cuando el Perú asumió su rol, su papel y su destino de país andino triunfó, dominó su espacio y su tiempo, llegó a ser imperio y aportó a la cultura universal, innovaciones y adelantos que los países actualmente dominantes hacen usufructo de esa riqueza de la cual se han apropiado y les sirve para sojuzgar.

Todo ello motiva que aquí resalte los valores de las literaturas que hunden sus raíces en lo telúrico y nativo y miran esperanzadas el porvenir con una opción de cambio y liberación, porque se arraigan en aquellos contenidos que nos hacen imperecederos como cultura y que hicieron posible que aquí florecieran grandes civilizaciones.


14. Bello y trascendente

Caracteriza a dicha literatura su adhesión a la tierra bravía, heroica y de la cual es símbolo el mundo andino, prístino, valioso y fulgurante que plasmado en su cultura nos hace indestructibles frente a los avatares, las contingencias y las iniquidades.

Dicha identidad es lo más bello y glorioso que tenemos, la misma que desde algunas elites se la niega, olvida y hasta pisotea.

Que la literatura y el arte asuman su identidad en todo sentido y poder es nuestra invocación y consigna.

Literatura de la identidad frente a la de la globalización es la bandera que erigimos.

Y porque el signo de dicha identidad sea –en la literatura como en el plano social y político– ponerse al lado del hermano que sufre, sin que por ello deje de ser bella y trascendente la palabra que entonemos.


15. No más belleza sino más sabiduría

Por eso mismo, aspiremos a ser parte entre quienes ungen sus sienes en los arroyos nativos, en las rocas de nuestras quebradas y abismos, en el amanecer de nuestras montañas tutelares, y en el Perú como símbolo de poesía y de trascendencia en el universo.

Por eso mismo, defendamos que el hombre nunca deje de ser único, individual e intransferible: frente a un mundo que intenta hacernos homogeneizados, convertirnos en una masa de consumo sin lo auténtico, lo complejo y lo íntimo.

Por eso mismo, es esta la razón por la cual yo asumo jubiloso y emocionado mi canto y mi lucha.

Quiero terminar citando los siguientes versos del poeta Juan Gonzalo Rose, que reclaman:

Padre Machu Picchu
hoy te pedimos nos des
no más belleza
sino más sabiduría.


Texto que puede ser reproducido citando autor y fuente

Teléfonos:

420-3343 y 420-3860


Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:

Editorial San Marcos:
ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Instituto del Libro y la Lectura: inlecperu@hotmail.com



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